Abril 2017. Reseña (breve) de acciones

Por Félix Suazo

 

Foto: José Felix Lara

 

Manifiesto. Del latín manifestus. mostrarlo, revelarlo. Hacer pública declaración de doctrinas, propósitos o programas de interés general (DRAE)
Protestar. Del latín protestari. Expresar oposición a alguien o a algo. Protestar contra una injusticia (DRAE)

 

Mientras las protestas cívicas que tuvieron lugar por varias semanas en Caracas y el país en abril de 2017 eran reprimidas con gases lacrimógenos y perdigones antes de alcanzar el objetivo de llegar a diversas instituciones del poder público ubicadas en el centro de la ciudad, pequeños grupos de manifestantes con pancartas, vinculados a las artes visuales y escénicas lograron ese propósito, al menos en dos ocasiones. La primera fue el 21 de abril, fecha en llegaron hasta el Teatro Municipal de Caracas, sede del Festival de Teatro organizado por el gobierno, con una gran tela donde decía “Salimos del Guaire limpios de conciencia”, refiriéndose a un episodio donde los asistentes a una marcha debieron lanzarse a las aguas putrefactas del río que atraviesa la capital para evadir la andanada tóxica disparada por la Guardia Nacional Bolivariana. Luego, el 28 de abril, se plantaron frente a la Defensoría del Pueblo, formando un letrero humano con sus franelas que decía “Pude haber sido yo”, en alusión a una frase de Yibram Saab, hijo del titular del llamado “poder moral” a propósito del fallecimiento de un estudiante de la Universidad Metropolitana por el impacto de una bomba lacrimógena en Altamira.

Foto: Jaime De Sousa 

 

En ambos casos se repudiaba la respuesta represiva del gobierno ante las movilizaciones pacíficas de un sector mayoritario de la población que demandaba el respeto al poder legislativo, la liberación de los presos políticos, la remoción de los magistrados y la realización de elecciones para subsanar la alteración del orden constitucional. Las dos acciones representan una contestación a la retórica autista del sector gubernamental, enfrascada en un intento deliberado por desconocer las exigencias ciudadanas, en un marco de férreo control informativo destinado a bloquear y silenciar las voces disidentes, así como a omitir o restar importancia a la gravedad de los hechos.

Igualmente, dichas acciones se produjeron “desde el cuerpo” y con la palabra, dos ámbitos de alta significación en la contienda que libra la sociedad venezolana desde hace varios años. El cuerpo y la palabra son las entidades más golpeadas. El cuerpo es quien recibe los perdigonazos, el que se asfixia con los gases, el que recibe el impacto directo de la violencia. La palabra es “la otra mejilla” de la conciencia civil abofeteada por el poder; la que contesta al sinsentido y los eufemismos ideológicos del poder represor y sus voceros.

¿Por qué tan pocas personas consiguieron lo que no pudo una multitud? En primer lugar, no eran pocas personas, sino las necesarias para sostener una pancarta o portar en su cuerpo las letras de una frase. Las requeridas para llegar al sitio y ejecutar el propósito de confrontar la complicidad institucional con los hechos represivos.

¿Cuál es la efectividad de este tipo de acciones aparentemente discretas? La función de esta clase de acciones está muy relacionada con el registro fotográfico y su inserción en redes sociales y medios de comunicación alternativos donde el gesto de un grupo puede ser amplificado a una audiencia más amplia, haciendo visible lo que omite el aparato comunicacional oficialista. Tienen además la posibilidad de articular en una sola imagen, clara y emblemática, el anhelo reprimido de miles de manifestantes, por lo que estás prácticas constituyen una forma de activismo simbólico de alta relevancia colectiva. Lo que funciona aquí, es la imagen en la pantalla del teléfono de cualquiera indicando que el derecho negado a la protesta es posible.

Captura de imagen del perfil de Oscar Abraham Pabón en Instagram

 

En este sentido, los sitios de manifestación colectiva se han expandido a la escena virtual, siendo este un ámbito donde también se registran las actuaciones de algunos artistas venezolanos atentos a las contingencias del país, ya sea como generadores de contenidos visuales cónsonos con las circunstancias o como multiplicadores de los mismos. Óscar Abraham Pabón difundió en su cuenta de Instagram un gif basado en la obra La muerte de Girardot en Bárbula, (1.883) de Cristóbal Rojas. Vació la silueta del héroe abanderado y dentro de ella puso imágenes alternadas de escenas de violencia, entre las cuales se hallaba el rostro de uno de los fallecidos durante las marchas.

Captura de imagen del sitio web de Teresa Mulet 

 

Teresa Mulet colgó en su página web otro gif donde se contraponen las palabras resistencia y dictadura, democracia y socialismo del siglo XXI, todo ello con los colores de la bandera nacional. Érika Ordosgoitti utilizó su cuenta de Facebook para convocar acciones y divulgarlas, además de ser este el canal para solicitar apoyo en la organización y ejecución de las mismas (como las realizadas los días 21 y 28 de abril junto a otros artistas como Max Provenzano, Cristóbal Ochoa, Helwing Villamizar, Vanessa Avendaño y Raquel Soffer).

Captura de imagen del perfil de Muu Blanco en Instagram  

 

Muu Blanco utilizó la cuadrícula de una de sus cuentas en Instagram para archivar vídeos de las manifestaciones, conformando así un collage reticulado de esas jornadas. Luis Romero colgó en su página de Facebook fotos de las marchas y tarjetas escritas referidas a los hechos.

Pedro Terán difundió en su Facebook las frases “Libertad y democracia con una palabra de cinco letras: calle” y “El arte no se silencia”, textos que acompañaban las imágenes que identificaban su exposición individual Archivo Abierto, inaugurada en Abra Caracas en abril de 2017, oportunidad en la que se leyó un comunicado relativo a la situación del país.

Captura de imagen del perfil de Luis Romero en Facebook

 

Todas estas formas de acción ciudadana emprendidas por artistas, están ya al margen de las viejas diatribas sobre lo que el artista debe o no hacer frente a la realidad. Simplemente son respuestas directas, basadas en competencias y habilidades específicas de un sector profesional inmerso en una situación de crisis. Son manifiestos, alegatos que exceden la estrecha circunscripción de la noción de obra.

Captura de imagen del perfil de Érika Ordosgoitti en Facebook

 

Al final, se trata de insertar y acompañar las cuerpos, rostros e imágenes de miles de personas en un marco de visibilidad que desafía pacíficamente el monopolio de la fuerza, en manos de un poder que no solo ha confiscado los recursos y las instituciones, sino que también prohíbe el derecho a manifestar.

 

Caracas, 30 de abril de 2017

 

Texto cortesía de Felix Suazo

 

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