Origen ritual del viaje. Entrevista al artista venezolano Marco Montiel-Soto

Por Linda Philips y Néstor García

Bogotá noviembre de 2017

 

Néstor García: Cuando veo tu trabajo observo varios problemas, varias capas en las cuales se denotan ejercicios antropológicos, arqueológicos y ejercicios taxonómicos; clasificatorios en otras palabras. Todo esto posiblemente debido a tus investigaciones respecto a las expediciones realizadas al continente americano en los siglos anteriores por parte de científicos, botánicos y pintores europeos que como sabemos, fueron consecuencia del pensamiento ilustrado y su visión exotisante sobre nuestros territorios, además de tu residencia en Alemania que te ha permitido una cercanía a esa visión. Desde esta perspectiva te pregunto ¿Cómo hubiese sido Marco Montiel-Soto si nunca hubiere residido en Alemania?

Marco Montiel-Soto: Yo siempre he estado interesado en las expediciones, en los viajes, en las mudanzas y también en la expedición como forma de investigación, cada viaje es como un nuevo comienzo, me voy porque quiero volver. Cuando vivía en Venezuela muchos de mis trabajos fueron inspirados durante un viaje en carretera, manejaba mucho hacia Adícora, el Moján, Sinamaica o en los alrededores de Maracaibo, las chiveras, Cabimas, Lagunillas, lugares abandonados, bares perdidos en la carretera. 
En todo caso la diferencia que hay entre el tiempo en que vivía en Venezuela y ahora es que las expediciones han tomado otros territorios, es precisamente un problema de escala, pues, las expediciones de ahora son mucho más largas, no es solo un viaje de carretera. Viajar me ha permitido tener una visión más panorámica de territorios, lenguajes, tradiciones, sonidos, arquitectura, política, etc. En tal sentido de aprender otros idiomas, asumir otras realidades, culturas y costumbres, pero sin la necesidad de asumirlas como totalmente mías, pues, desde que no resido en Venezuela me siento más venezolano que nunca, dado a que esta distancia territorial o emocional me ha llevado a fortalecer más mis raíces, además del sentimiento de fatiga permanente que nos causa los problemas que se están viviendo allá y aunque siempre estemos con el dilema de querer volver y de todo lo que está por hacer. Pero algo si es seguro, la situación actual no lo permite.
Viviendo en Europa me interesa la visión que se tiene desde estos territorios sobre América Latina; que aunque muchas veces está asociada a lo exótico y tropical, también te puedes tropezar con personas que piensan que las ciudades de Latinoamérica no son para nada civilizadas y que la gente se desplaza a caballo y con un machete en la mano. Evidentemente esta visión de relación con Latinoamérica sigue sosteniendo una mirada muy colonizadora, mientras que los latinos por el contrario tenemos una forma y maneras muy distintas de acercarse a las cosas, es por eso que me interesa reflexionar sobre las divisiones territoriales y culturales que se han articulado a lo largo del tiempo y que han determinado la manera en que nos percibimos y nos relacionamos.

Arrivederci Maracaibo. 2016. Davide Gallo, Milan Davide Gallo, Milan

 

Permanent storm for a tropical constellation, 2017. Wiener festwochen, Viena

 

NG: De cierta manera cuando nos acercamos a tu obra vemos que te relacionas con artistas como Claudio Perna pero de forma inversa, pues, Perna nació en Italia y se vino de muy joven a Venezuela buscando sus raíces maternas, y esa búsqueda lo llevó a descubrir el país, en ti se da el caso de que emigras del país para descubrirlo desde la distancia..

MM-S: Aunque conocía muy bien el país cuando me fui en el 2002, en cierta forma he descubierto otra Venezuela desconocida desde la distancia, es cierto que he desarrollado casi toda mi carrera artística en Europa, pero también en Maracaibo estudié fotografía y trabajé un tiempo como fotógrafo de prensa, formé varios grupos de música con otros artistas donde cantaba, escribía canciones y tocaba algunos instrumentos.
Quizás con el tiempo de ir arrastrando mis raíces y orígenes por el frío, progresivamente me fui tropezando con imágenes de una Latinoamérica colonizada y feudal, que viene siendo el mismo relato que encuentras cuando vas a museos, bibliotecas u otras instituciones, en definitiva, es una visión impuesta la que se promulga sobre el nuevo mundo.
Luego está el problema contextual, el problema de la política que como sabemos ha permeado todos los sectores y realidades de Venezuela, la familia, el trabajo, la cultura, la educación, la economía y hasta la salud mental están trastornadas por esta extraña manera de dirigir un país. Como consecuencia, no sólo se ha manipulado la forma en que se estructura el país, sino también la forma de pensar y de comer, sumergiendo a la población en una continua frustración, hasta las palmeras están deprimidas.
La política en Venezuela es como una bola de nieve que va trastocando todo lo que se lleva por delante y va estableciendo una precariedad institucional, de servicios, de seguridad y de educación que van coartando las libertades; entonces, a mi como artista me resulta difícil separar todo esta situación de lo que me inspira para hacer obra, pues, aunque yo no esté en Venezuela lo sufro igualmente, por mi familia, por mis amigos y por las raíces de las que no me puedo desprender.

Permanent storm for a tropical constellation, 2017. Bandera del Zulia

 

Permanent storm for a tropical constellation, 2017. Videostill

 

NG: En tu trabajo se puede ver claramente un Marco Montiel-Soto centrado en una reflexión sobre los imaginarios, la visión exotizante en el marco de una relación centro-periferia, la razón ilustrada y los problemas contextuales de Venezuela y Latinoamérica, pero por otro lado te vemos de vez en cuando en una reflexión muy personal, entonces, ¿cómo se mueven esas dos esferas en tu trabajo?

MM-S: Siempre me han interesado las plantas y crecí con esta influencia porque mi madre estudió botánica y se dedicó a sembrar su propia selva; por otro lado mi padre estudio arquitectura y aunque nunca lo vi construyendo nada, a mi sí me motiva construir cosas aunque se caigan. También estoy interesado en la arqueología, no sólo sobre historia, sino también de la memoria, la antropología y los diferentes imaginarios indígenas. En Maracaibo el apellido Montiel es guajiro y esas relaciones me sorprenden, pienso que así como me centro en expediciones de investigación y a veces trazando un largo recorrido territorial, también desarrollo expediciones internas, hacia adentro, y cuando las hago terminan en obras muy personales. 

Mal de mar hacia un triste trópico, 2015

 

The caribbean dream is another utopia, 2015. MACZUL Museo de arte contemporaneo del Zulia

 

NG: Hablando de expediciones que en el fondo tienen que ver con la noción de viaje, recuerdo a Nicolás Bourriaud quien plantea que es precisamente el viaje uno de los tópicos de reflexión, y además uno de los procesos constituyente de la obra de muchos artistas contemporáneos, en ese sentido podemos decir que el viaje ¿es un elemento constitutivo de tu trabajo?

MM-S: Si, efectivamente. Yo pienso que el viaje es el impulso mediante el cual comienza la obra, incluso Bourriaud lo plantea de esta manera, y dice que durante el viaje existe un recorrido en el cual se coleccionan objetos, videos, imágenes y teorías; pero lo importante es la anécdota, el movimiento, además el viaje puede ser tanto territorial como en el tiempo, y un viaje en el tiempo también es una investigación donde tú te desplazas para descubrir cómo se dieron las cosas. Adicionalmente, hay algo muy importante con la teoría de Nicolás Bourriaud con respecto al concepto de “raíces portátiles”,  debido a que las raíces se despliegan por el suelo en direcciones diferentes y crecen en otros territorios.

Spell for a few crocodile tears, 2016. Savvy contemporary, Berlin.

 

Tod in die tropische Erde: “por favor no me dejen morir”. Noticias desde un limbo tropical, 2015

 

NG: Hablando de raíces portátiles ¿qué opinas sobre el concepto de identidad, hoy cuando se percibe que ésta no parece tan estable y monolítica como se pensaba anteriormente?

MM-S: Yo creo que las raíces cuando se van entrelazando se van complejizando, un ejemplo es Venezuela, en donde las personas anteriormente no quería emigrar, era una tierra fructífera, una tierra prometida y de pronto nuestra generación está en una situación en la que hay que huir de la tierra prometida y ese fenómeno hace que nuestras raíces se problematicen, pero en realidad las identidades no se pierden, se transforman. Fenómenos como el contrabando de gasolina en la Guajira han provocado que los Waraos ya no realicen sus tejidos, artesanías y que ejecuten sus rituales y cantos, tradiciones ancestrales que se transmitían de generación en generación y que posiblemente en un mundo contemporáneo sólo tengan cabida en un museo de antropología. Nosotros contamos todavía con la ventaja de tener en nuestra región latinoamericana varias comunidades indígenas que aún existen y eso nos pone en la imperiosa tarea de conservarlas, aunque sabemos que no todos están interesados en mantenerlas.

Domino Halle, 2016. Grimmuseum, Berlin

 

NG: Nos gustaría que nos hablaras sobre tu participación en la XIV Documenta de Kassel, ¿cómo fue ese proceso y cómo se relaciona tu propuesta en el proyecto curatorial del evento?

MM-S: La curaduría principal de Documenta estaba a cargo de Adam Szymczyk, quien además invitó a un grupo de curadores a trabajar con él, entre los que se encuentra Bonaventure Soh Bejeng Ndikung, un curador de Camerún que vive en Berlín, y con el que he tenido la oportunidad de trabajar varias veces. La curaduría central de la Documenta se relacionaba con el tema de los refugiados, el problema postcolonial, la relación entre Europa, África y Latinoamérica y sobre diversos conflictos políticos y económicos. Además decidieron establecer también una Documenta en Atenas para preguntar sobre su lugar en el continente, debido a que es Grecia la que más ha sufrido el problema del cambio y la unificación de la moneda, la desigual distribución de las riquezas y la corrupción, entonces la Documenta mira a Atenas y le dice a Alemania “Aprendamos de esto”.
Entre las diferentes locaciones que conforman Documenta los curadores organizaron una radio pública llamada “Every time a ear di Soun”, comisionándole a treinta y dos artistas una pieza sonora de una hora como máximo. Para ese momento yo venía recopilando durante cinco años grabaciones de vendedores de la calle en diferentes países de Latinoamérica, este grito a todo pulmón para vender cualquier objeto, sobretodo me inspiró para el título un vendedor de biblias en el metro de México, que gritaba “el origen de todo, el origen de todo, la Biblia narrada por Enrique Rocha”,  tenía muchas grabaciones de Colombia, Venezuela, Chile, México, Ecuador y Perú. Pensé que las grabaciones eran apropiadas para el concepto curatorial de la Documenta, aunque como la pieza era comisionada, tenía la libertad de hacerla en el idioma que yo quisiera y de expresar lo que se me ocurriera. La radio se instaló en dos lugares, una en Atenas en la biblioteca de la universidad y en Kassel, en el edificio de información de la documenta, ambas con varios sofás y con un audífono para cada una de las piezas sonoras. Además de la participación en Kassel y Atenas, la pieza circuló por emisoras de diferentes partes del mundo que formaron parte de la radio pública de Documenta en Barranquilla, Yakarta,  Beirut, Rio de Janeiro, Berlín y Washington. La radio se mantuvo durante los cien días que duró la Documenta y permitió expandir la fronteras de la exposición con una onda expansiva sonora tanto en internet como en la radio.
Mi pieza se llama El origen de todo y le agrego una cita del título de un libro de Anton Goering cuando viaja a Venezuela como pintor y taxidermista, de ahí que establezco esas relaciones entre territorios políticos y poéticos. Próximamente la pieza será publicada en formato vinilo a través de una editorial en Berlín.

The origin of everything: von Tropische tieflande zum ewigen schnee, 2017

 

Linda Philips: Tu trabajo “El origen de todo” me recuerda de manera puntual a la Torre de Babel, ¿tiene alguna relación?

MM-S: Yo hago la relación del “Origen de todo” con este señor que está vendiendo la biblia en el Metro de México, pero a veces durante la composición, se van juntando al mismo tiempo muchos vendedores para dar esa sensación de cuando estás en el mercado, y estás sumergido en todas estas ofertas y todas estas voces, en este caso se mezclan las maneras de hablar y los modismos de cada uno de los países, pero pareciera que todos estuvieran en un mismo mercado. 

Noviembre, 2017 

 

Todas las imágenes son cortesía de Marco Montiel-Soto.

 

 

Marco Montiel-Soto (Maracaibo, Venezuela)

Vive y trabaja en Berlin. Marco Montiel-Soto, como viajero e inmigrante, constantemente se encuentra viajando de regreso. Durante estas expediciones, la ruta se vuelve imaginaria y el tiempo de viaje es elástico. Su trabajo e instalaciones son una creolización de estructuras arquitectónicas, objetos encontrados, composiciones sonoras, videos, fotografías, dibujos, collages, textos y mapas. Su trabajo explora las intersecciones entre territorios políticos y poéticos, patria, tradiciones, economía, arqueología, religión, mitos, muerte, cosmos y caos.

En 2013 Montiel-Soto participó en el programa de residencia Taller Bloc-D21 en Santiago de Chile y en 2015 participó en el programa de residencias Permanencias en Lamosa lab en Cuenca, España. Su trabajo forma parte de colecciones públicas y privadas, como MOLAA – Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach, California; MACZUL – Museo de Arte Contemporáneo del Zulia en Maracaibo; Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, el Instituto Italo Latino Americano en Roma y ha sido invitado a conferencias de sonido globales para el programa Berliner Künstler-DAAD.

Entre sus exposiciones individuales recientes están Arrivederci Maracaibo, Davide Gallo, Milano (2016); TOD IN DIE TROPISCHE ERDE: “Por favor no me dejen morir”. Noticias desde un limbo tropical, MACZUL – Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maracaibo (2015); Point of No Return, Vesselroom Project, Berlin (2015); Arqueología en la memoria de las familias de San Antón, Lamosa, Cuenca (2015). Recientes exposiciones colectivas destacan DOCUMENTA 14, Every time a Ear Di Soun, Athens and Kassel (2017); JeJu Biennale 2017, Tourism. Jeju Museum of Contemporary Art, Jeju (2017); The Conundrum of Imagination on the paradigm of exploration and discovery, Wiener Festwochen, Vienna (2017); Onomatopeyas visuales de tiempos difíciles, Carmen Araujo arte, Caracas (2017); Besides Colonisation, Galeria José de la Fuente, Santander (2017); Correspondencias de Ultramar, Sala Mendoza, Caracas (2017); The Incantation of the Disquieting Muse, SAVVY Contemporary, Berlin (2016); Viaja y no lo escribas, La Casa Encendida, Madrid (2016); Feelings of my thatched hut, Grimmuseum, Berlin (2016); We do the Voodoo, EYE Film Institute, Amsterdam (2016); Something Else – Off Biennale, Cairo (2015); Now & After, Shchusev State Museum of Architecture, Moskow (2015); The inclination of the Angle, Junefirst Gallery, Berlin (2015); Appropriating language #6, Maniere Noire, Berlin (2015) and Alusiones, Carmen Araujo arte, Caracas (2015). 

 

 

*Esta entrevista fue realizada por Néstor García y Linda Philips a Marco Montiel-Soto para Tráfico Visual.

 

 

 

 

 

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